EL METODO

 

Bienvenido una vez más a este espacio que llamamos HACIENDO DISCIPULOS.

Hoy quiero hablar sobre el método de hacer discípulos que utilizó Jesús y que podemos ver claramente reflejado en su vida.

Cabe aclarar que Jesús no dejó métodos y que su único método fue la utilización de personas. El método para compartir la fe no es un programa, sino que son personas. Jesús puso el evangelio sobre los hombros de seres humanos imperfectos, pero con pasión del Señor y así hemos llegado hasta aquí luego de siglos y siglos de evangelio. Tremendo, no?

Ahora cuando hablamos de métodos utilizados por Jesús, nos referimos a cómo Él fue construyendo las vidas de aquellos que le siguieron. Veamos estos tres componentes fundamentales del discipulado.

  1. Jesús hizo discípulos en un ambiente relacional.

Jesús utilizó un grupo pequeño de personas para compartir su vida, carácter, sus caminos. Este pequeño grupo de personas es el ambiente ideal para desarrollar un discipulado profundo. Jesús comenzó con tres discípulos, una vez que estaban un poco más formados fue agregando algunos más. ¿Por qué hizo esto? Porque el discipulado sucede mejor dentro de un ambiente de relaciones personales. El líder puede moldear a otra persona siendo auténtico y transparente.

Un ambiente relacional es más que un grupo, es un lugar donde se comparte historias de vida, historias bíblicas y la aplicación a nuestras vidas hoy. El líder toma la responsabilidad de ir pastoreando al grupo y hace que el grupo ponga amor en acción.

  1. Jesús siguió un proceso que puede ser aprendido y repetido en otros.

El proceso que hizo Jesús es repetible, y se trata de compartir el evangelio con aquellos que están muertos espiritualmente hablando, aun cuando eran religiosos. Compartiendo enseñanzas básicas y siendo de ejemplo a los bebés espirituales, compartiendo la vida con los niños espirituales, conectando a los niños con relaciones en la familia de Dios y ayudando a los jóvenes a madurar mientras sirven al Señor en el ministerio. También dando libertad a los padres espirituales para que discipulen a otros.

  1. Jesús fue intencional

Buscó discípulos para que se lancen al mundo haciendo discípulos y saliéndose él de la escena para que crezcan. Tremendo, no?

Funciona matemáticamente. Un líder intencional + un ambiente relacional + un proceso reproducible = un número infinito de discípulos.

 

Podemos ver varios ejemplos de Jesús moviéndose en medio de la gente, movilizando a sus discípulos también para que ellos vieran y hagan según les enseñaba.

Jesús compartió el evangelio con alguien que estaba espiritualmente muerto. Vemos la historia de la mujer en el pozo de agua (Juan 4:4)

Jesús compartió su vida, sus verdades y hábitos con los discípulos en el momento que ellos eran bebés espirituales.

Jesús ayudó a sus discípulos a conectarse con Dios, a relacionarse con ellos mismos y seguir los propósitos del padre. Vemos en Marcos 12:29 cómo Jesús les pide que salgan del individualismo y los anima a relaciones.

Jesús los fue formando como jóvenes y adultos en el servicio. Recordamos la historia en Juan 6:1 cuando frente a la multitud que tenía hambre Jesús les dijo “Ahora, denles Uds. de comer” probando su fe y poniendo el amor en acción.

Por último, Jesús les explicó cómo tenían que hacer discípulos, los envió. Antes de su partida les encomendó todo lo que tenían que hacer (Mateo 28:18). Todo este proceso lo hizo Pablo con Timoteo (Hechos 14:20 / 16:1 / 17:13 / 18:1).


 

LA PERSONA ESPIRITUALMENTE MUERTA

 

Manifiesta

  • Incredulidad

  • Rebeldía

Comportamiento típico

  • Descreer en lo sobrenatural

  • Descreer en Dios o creer en El llegando a través de muchos caminos

  • Enojo hacia la Iglesia y los cristianos

  • Confusión acerca de Dios, Jesús y la Iglesia

  • Ignorancia de las verdades bíblicas

  • Ceguera espiritual

  • Creer que la vida se trata de poder, dinero, prestigio, fama, etc.

  • Creer que si uno es bueno ya es suficiente en la vida

  • Creer que hizo mucho mal y nada lo va a cambiar

Necesidades

  • Una relación con un creyente maduro en la fe

  • Una imagen del Jesús real y actual

  • Respuestas que evidencien la fe cristiana

  • Una explicación sobre el evangelio

  • Una invitación a recibir a Cristo

Frases

 

  • No creo exista Dios y la Biblia está llena de mitos.

  • Dios es solo un ser celestial que no puedo relacionarme

  • No soy cristiano porque la religión es responsable de todas las guerras de este mundo.

  • Hay muchas maneras de acercarse a Dios

  • No hay infierno porque Dios es amor

  • Soy una buena persona, estoy bien

  • No hay una manera absoluta de pensar en lo bueno y malo.

Plan

 

 

--COMPARTIR---

  • Compartir el evangelio por parte de un niño, joven y padre espiritual

  • Tiempo compartido y generación de vínculos


 

 


EL PROCESO

 

En esta sesión quiero compartirte las etapas madurativas en la vida espiritual de un cristiano, un discípulo del Señor.

¿Por qué es importante para nosotros tener este cuadro de cómo crece espiritualmente una persona? Bueno, es importante para tener una misma cultura, un mismo lenguaje y para saber dónde estamos NOSOTROS y en qué etapa de la vida espiritual están aquellos que estamos discipulando a fin de que podamos contestar preguntas ¿Cómo ayudarles a quienes lidero a crecer? ¿Cómo ayudarle a mi familia a tomar los próximos pasos en la fe? Veamos.

Hay 5 etapas bien marcadas que podemos visualizar rápidamente en una persona en su andar espiritual.

  • Aquellos que están “Espiritualmente Muertos”, es decir que no creen. No han nacido a la nueva vida en Cristo y requiere urgentemente de amigos que le ayuden a encontrarse con Jesús. El dador de la vida.

 

  • Los “Bebés Espirituales”, caracterizados por aquellas personas que recién comienzan una relación con Jesús. La característica más relevante de un bebé espiritual es la ignorancia. La palabra ignorancia no es mala. Yo soy ignorante de los aspectos relacionado con medicina porque no soy médico. Lo mismo sucede en la vida espiritual. El bebé espiritual ignora y no conoce las cosas de Dios.

 

  • El “Niño Espiritual”, caracterizado por aquellos que comienzan en la fe, pero que tienen una mirada centralizada aun en ellos mismos. Es claro que un niño luchará por su juguete, que buscará satisfacer sus necesidades incluso llorando y gritando porque todavía no ha madurado. Lo mismo sucede en lo espiritual. Hay una mirada pensada en cómo el evangelio puede satisfacer mis necesidades, cuando sabemos que el evangelio es algo mucho más profundo que esto.

 

  • El “Joven o Adulto Espiritual”, caracterizado por la vitalidad, el servicio. Dios comienza a ser el centro de la vida espiritual de este joven cristiano, el servir a Dios y ayudar a otras personas comienza a ser el centro de su vida.

 

  • El “Padre espiritual”, caracterizado por aquellas personas que son intencionales en el desarrollo de otros, que los caracteriza la responsabilidad y la estrategia para ayudar a los demás a madurar.

Cabe aclarar que las etapas espirituales poco tienen que ver con los años de creyente de una persona. Hay personas que hace muchos años que están en una congregación y se comportan como niños espirituales, mientras otras personas con pocos años en la fe pueden estar creciendo y dando sus pasos de madurez rápidamente.

¿En qué etapa de tu vida espiritual estás? ¿Puedes verte en alguna de estas etapas madurativas? ¿Será que por momentos surge el padre y el niño a la vez como le pasa a los adultos que hacen cosas de chicos?

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo podemos ayudar a otros a madurar en la fe?

Creo que es importante no olvidar de dónde venimos. Hemos sido pecadores crónicos, sin conocimiento de Cristo, expectantes a que alguien nos ayude, buscamos recibir de Dios con mucha expectativa, recibir el bautismo del Espíritu Santo, etc. Tan pronto como olvido esto delante de Dios entonces dejo de hablar del Señor. Nuevamente, podemos caer en el riesgo del activismo. Y olvidarnos de amar. Seguir programas y reglas cuando Dios nos llama a personas. Ayudar a personas, construir vidas.

¿Por qué digo esto? Para ayudar a otros necesitamos paciencia, amor por las personas. Dar oportunidades. ¿Por qué? Dios lo hizo primero con nosotros. Nos equivocamos continuamente. Nuestro corazón no es perfecto. Cuando nos olvidamos de dónde venimos perdemos LA PACIENCIA.

Debemos entender que aquellos que deseamos discipular son como nosotros en nuestro comienzo. Necesitamos paciencia. Una paciencia que trabaje con amor para corregir. No significa permitir el pecado, sino ayudar mientras le damos un espacio al Espíritu Santo para que guíe a la persona.

No seas juzgador (“Uy mira lo que hizo”, “mira una vez más se equivocó”, “mira se fue a bailar”). Esto es lo peor que podemos hacer. Seamos pacientes entendiendo en qué etapa espiritual se encuentra la o las personas que discipulamos.

La vida es un caminar continuo. Demos tiempo con paciencia y amor. ¿Cómo estás con estas dos palabras claves de la sesión de hoy?